02 mayo 2018

LAS RUINAS DEL ÉXODO (BUGÉJAR) VI

Llegamos a la cortijada Lería y a la ermita que se aprecia al fondo de esta imágen, procurando no registrar, excesivos elementos de arquitectura reciente o que evidencien comodidades de tipo tecnológico ergo urbanita.
Cortijada perteneciente durante siglos a los herederos de don Gonzalo Fajardo, conde de Castrogeriz y marqués de San Leonardo, quien mandó erigir la pequeña ermita en 1638/39. La obra fue supervisada por su mayordomo el capitán Antonio Gómez de Esquivel por el albañil Juan Domene y el carpintyero Luis de Fuentes, ambos de Vélez Blanco. En el año 2000, la ermita fue restaurada cuidadosamente por sus propietarios Pedro Ballesteros y María Luisa Jiménez.
Seguimos avanzando hasta llegar al cortijo de Tello, con el cerro (1242m) que se observa al fondo, del mismo nombre.
Esta construcción supongo que será una ermita, aunque no me acerqué a verificarlo.
Los caminos para llegar a estos apartados lugares se hallan en deplorable estado de conservación. Imprescindible utilizar vehículos todo terreno o versatilidad y eficacia tipo Dacia. 
Cortijos aislados pero conectados con la civilización.
Regresamos por donde vinimos para visitar nuestro siguiente objetivo: Topares.
De regreso por la pista de Lara hacia Topares
Bucólico rebaño de cabras, bien aborregadas camino del corral. Atentamente vigilado y en este caso, conducido por el pastor y sus eficientes e inteligentes perros.
Vastas extensiones de cultivo de cereal cuya mirada al observarlas, se pierde en el infinito.
La iglesia de Topares
 Una de las razones más importantes que encuentro y estimula seguir alimentando este blog es el de aprender, y de paso, satisfacer la gran curiosidad que siento por casi todo lo que me rodea, propósito que logro aprovechando ese espacio de conocimiento infinito que supone Internet. San Google es para mí el apóstol más virtuoso y divino que actualmente puede existir en todo el amplio catálogo santoral. Habría que actualizar el martirologio, incluyéndole, y de paso, beatificar a este venerable mártir de la búsqueda, pues nada me sorprendería descubrir en lo venidero, que alguien pueda haber sido bautizado como Google Sánchez Espín, por poner un ejemplo. Retomando el asunto del éxodo, causado por el presunto abandono al que Franco condenó a la España rural de aquella época, viene a colación una historia que tuvo lugar en Topares, en 1975, postrimerías de la dictadura. En aquel año, había un joven profesor, natural de este pueblo, dando clases en un colegio de Vélez Blanco. El hombre tenía inquietudes artísticas, y para denunciar la lamentable desidia, en que la administración franquista tenía sumida a Topares, no tuvo mejor idea que la de, junto a un amigo, producir, realizar y dirigir un documental, en donde se denunciaban y quedaban reflejadas esta dejadez y desamparo a las gentes de las aldeas rurales. La película se estrenó en la pedanía, y después de la proyección, se pedían firmas de todos aquellos que estuvieran conformes con lo plasmado. Alguien del ala conservadora avisó a la benemérita, acudiendo esta para presuntamente detener al maestro por comunista o en su defecto, investigar la posible celebración de un acto ilegal. El pueblo entero, se manifestó en contra, arropando, apoyando y protegiendo a su vecino de pro. La película llevaba por título Anticrónica de un pueblo, y en el reportaje daba a conocer el lamentable estado, las pésimas condiciones de vida de la España profunda, lejos de la jubilosa representación de la televisión oficial, única de la época, que pintaba una situación político social cuasi idílica, a través de aquella serie, de gran éxito por entonces, que llevaba por título Crónicas de un pueblo, que mientras la pienso, tintinea en mi recuerdo su famosa e inolvidable sintonía de inicio. Toda la historia se encuentra relatada en este blog.  El maestro era y es don Jose Mª Siles, y todos lo hemos visto una y mil veces actuando como corresponsal de TVE, dando la noticia desde el extranjero y respecto de la popular sintonía de por entonces, enlazo un capítulo al azar desde la web de rtve.es, donde se puede ver la serie al completo.
 Aquella noche de 1975, Franco aún no había muerto. Después de la proyección de “Anticrónica de un pueblo”, el autor del documental es detenido por una pareja de la Guardia Civil, conducido a la escuela e interrogado. El maestro de Topares se convertía más tarde en corresponsal de TVE, pero aquella noche se pensó que José-María Siles era un comunista y que lo iban a meter en la cárcel. Los vecinos de Topares, como en Fuenteovejuna, lo impidieron. En la película se ponía de manifiesto las pésimas condiciones en las que se vivía, sin agua potable, teniendo que esperar horas y horas para poder llenar un cántaro del que beber. Después de muchos años, se encontraban sin médico residente, la carretera era un suplicio, llena de piedras, baches, sin asfaltar. Por no haber no había ni cura, en la comarca se decía que Topares era igual que el cáncer, que no tenía cura, en fin todo un poema.
 Topares no solamente fue mi comienzo como periodista y como realizador/director; Topares fue mucho más. Yo era entonces un imberbe maestro en una aldea del municipio de Vélez-Blanco de unas decenas de habitantes, cerca de la cueva de los Letreros. Allí apareció el indalo almeriense y allí, se ha escrito, tiene una de sus fuentes el río grande: Al-wadi al-Kabir. Sin embargo, en Topares vivíamos sin agua… sin luz, sin teléfono y para llegar (‘echa pan y no te pares’) ni siquiera había carretera. 
Una tarde de noviembre de 1975, con el transistor puesto, nos enteramos en Topares de que el caudillo se estaba muriendo… en la cama.Un año antes, veían la luz las Anticrónicas de un Pueblo. Era la historia de ‘Doña María’, la persona más anciana de Topares. ‘Doña María’ había pedido a Franco, de manera serena pero contundente, que les construyera una carretera, que les trajera electricidad y que les canalizara el agua a sus casas. Franco le contestó y se lo prometió, pero nadie hizo nunca lo que Franco había prometido. Ese corto de denuncia social lo firmaba el llamado ‘Equipo Dos’.
Fueron años de expansión, de crear ilusiones, de avanzar. Muchas personas que habían tenido que emigrar, ahora mejor situados, empiezan a volver a pasar las vacaciones en el verano y las navidades. Se producen continuos reencuentros. Las noches de verano se llenan de juntas donde se cuentan las peripecias, miserias y penurias de antaño. Donde los que regresan ya pueden contar las anécdotas de los primeros momentos de la emigración, recién salidos de las entrañas de la tierra y vividores de la cercanía del pueblo, ajenos al ritmo y las costumbres de la ciudad. Pero ahora era cuestión de olvidar las carencias del pasado y todo era reír de las divertidas anécdotas que las necesidades había fabricado continuamente. Para los que éramos jóvenes de verdad en aquellos años, supuso conocer un tiempo de Topares que aunque cercano no lo habíamos vivido lúcidamente por no haber nacido o ser muy pequeños. Esas tertulias nos acercó a la historia y al conocimiento de nuestro pueblo.
Bueno, y de Topares nos vamos a Bugéjar para conocer una historia no menos interesante que la ya referida. Hasta antes de leer el libro de Y también se vivía, ni conocía que existía. Una vez más, indago en internet a ver por donde queda exactamente el susodicho poblado abandonado o deshabitado, que lo mismo parece pero que no lo es y buscando doy con el blog de un geólogo de la Puebla de Don Fadrique, que en 2011, una de sus entradas, la dedica a hacer una remembranza, dándole un repaso a la historia pasada y presente de Bugéjar. La publicación resulta tan entrañable, que la respuesta no se hace esperar, y en la sección comentarios, comienzan a desfilar, intervenciones de personas que por un motivo u otro, mantienen vínculos, unos físicos y otros sentimentales, con el pueblo. Ni qué decir tiene que disfruto con cada uno de los comentarios, a cual más emotivo, expresado desde la particular experiencia y recuerdos del bugejareño en cuestión.  
A medida que las participaciones de personas diferentes se van sucediendo, se va despertando un contagioso torrente de emociones, una confraternidad que fomenta el lema TODOS CON BUGÉJAR. En este ambiente, José Fidel Rosillo, el bloguero artífice de esta suerte de comunión y congregación de recuerdos, promueve con el beneplácito del alcalde de La Puebla, la reparación de la iglesia, que se halla en estado ruinoso. Y así se logra reunir y convocar a los bugejareños, que celebran desde entonces, una romería cada equis día de agosto, en homenaje a su virgen de la Encarnación, y también, por supuesto, en recuerdo de los que moraron y cultivaron estas ubérrimas tierras.
Y aquí llego yo con mi Viky, para aportar mi particular punto de vista fotográfico, al relato. Nada más llegar al pueblo, sobre las dos de la tarde, me encontré a dos tractoristas, de entre 20/25 años que acababan de estacionar sus máquinas y se disponían supongo, a introducirse en la casa, aledaña a la iglesia, para comer. Me acerqué con intención de tranquilizarles y expresarles que no me movía en mi visita al pueblo, ninguna aviesa intención o propósito dañino. Parecieron quedar conformes. A partir de ahora, reseñamos las siguientes imágenes, con algunos extractos del relato y emocionantes comentarios, desglosados del blog de José Fidel Rosillo, (sic) para que pueda entenderse bien, el fenómeno de lo acontecido en Bugéjar, gracias al poder de convocatoria y seducción, que fue capaz de despertar un bloguero, a través de esa red infinita e inabarcable de comunicación que constituye Internet.
Al llegar a Bugéjar he encontrado un pueblo deshabitado, únicamente el balido de algunos corderos se escuchaba a lo lejos, y el ruido de un tractor hacía pensar que la actividad en el lugar era mayor, nada más lejos de la realidad.
He recordado por unos instantes mis lecturas sobre la importancia histórica del lugar. Al parecer, la primera referencia a la existencia de un municipio romano en Puebla de D. Fadrique se encuentra en Ceán Bermúdez, que al referirse a Bugéjar (Bugexar) dice que está a 5 leguas de Caravaca de la Cruz y señala: “Dicen que fue el municipio Burginicium de los bastitanos. Contiene en su recinto grandes piedras labradas y cimientos de grandes edificios y no hace mucho se descubrieron en él cascos y urnas de barro. En un cerro de su término hay ruinas de una antigua fortaleza.”
Escuchar y leer sobre Bugéjar en los últimos tiempos va ligado de forma inexorable a sus restos prehistóricos, ibéricos, romanos o medievales y cómo no, a las tan llevadas y traídas aguas del manantial de la Fuente de Bugéjar de las cuales existen numerosos trabajos y publicaciones. Aunque conozco algunos datos al respecto, en esta visita me ha llamado la atención otra cosa, el estado actual en el que se encuentra la aldea y me pregunto ¿Cómo fue realmente Bugéjar? ¿Qué ha pasado con aquella población que otrora suponía un importante lugar de paso, de encuentro y de vida? Bugéjar, aquella que albergó a decenas de personas y a varias familias, el lugar donde desde el Cerro del Trigo vigilaban los romanos estas tierras.
Imagino el lugar algunas décadas atrás, los chiquillos corriendo por el camino pedregoso hacia la escuela, las campanas de la iglesia llamando a misa a los fieles los domingos, las mujeres con el lebrillo lleno de ropa en el costado avanzando hacia el lavadero para lavar la ropa mientras entonaban alguna canción, los rebaños de oveja segureña y cabra murciano-granadina con sus cencerros acercándose a los abrevaderos próximos al nacimiento de agua, agua cristalina que nace de La Zarza.
En mi paseo por Bugéjar observo como restos de cerámica aparecen dispersos en las inmediaciones del nacimiento, el viejo árbol se resiste a desaparecer sobre la era donde antaño se trillaba el grano, en los extensos campos es habitual algún remolino arrastrando plásticos negros, un lavadero aparece envuelto entre juncos y herbazal, está prácticamente en desuso, así como el molino. La iglesia está cerrada y con síntomas de abandono, parece que hace tiempo que nadie reza por aquí a la vista de los numerosos aperos agrícolas que invaden la puerta.
Las obras de restauración de la iglesia consistieron esencialmente en arreglarle el tejado. Si sientes curiosidad por conocer más detalles, te invito que accedas al blog de José Fidel.
Me esperaba encontrar un pueblo abandonado y desolado. Pero no fue así. Junto a viviendas en manifiesto estado ruinoso, se alternan casas restauradas cuyo trabajo de conservación y cuidado es más que evidente.
Desde esta toma hasta puede parecer un pueblo habitado.
Una de las salas del museo Guggenheim (pijo con el nombre) de Bugéjar
Llego al manantial, (famosa surgencia la de Bugéjar) que nace entre limos y conglomerados pliocenos, materiales que se encuentran en contacto con otros cuaternarios de la sierra de la Zarza. La base impermeable de este acuífero lo constituyen los materiales arcillosos y yesos del trias keuper. El caudal medio se ha situado históricamente en 30 litros por segundo.
Miro hacia el pueblo silencioso, pienso que cualquiera que haya vivido aquí lo miraría desde este lugar con nostalgia. En este momento siento necesidad de saber más sobre Bugéjar, no he tenido la oportunidad de conocer como se vivía aquí, se de los numerosos trabajos y publicaciones sobre asentamientos romanos y restos cristianos en el lugar, pero desconozco el pasado más reciente, pienso en mi padre, Fidel Rosillo López, quien siempre me ha contado cosas sobre las costumbres de antaño, él me puede ayudar preguntando a sus amigos de Bugéjar que ahora viven en la Puebla y con los que pasa las tardes de su jubilación en torno a una partida de dominó o departiendo sobre los tiempos que les ha tocado vivir.
Según nos cuentan Esteban García Andreu y Antonio Martínez Ortiz la iglesia de Bugéjar es la Iglesia de la Encarnación, donde el cura D. Manuel Sánchez Cánovas y el cura de Almaciles decían misa todos los domingos. A los difuntos tras decirles misa se les llevaba y se les enterraba en el cementerio de La Toscana. Había una escuela donde una de las maestras fue Angelita, mujer del Fortunilla, suegra de Paco García Sánchez. También había en Bugéjar un lavadero público y un horno.
Los herreros y carpinteros eran Honesio, Pedro Miguel y Sabas, además de ser herreros artesanos de aperos de labranza eran muy buenos para arreglar escopetas de caza. Había muchos labradores en el lugar, cómo Paco Martínez, Genaro, El tío Tomás, El tío Domingo, el tío José María o Antonio Martínez " El Pintao".

Juan Antonio “El Gorra” era comerciante y tenía tienda en Bugéjar y también iba por los cortijos, con un carro. Después lo hacía con una camioneta.
Los albañiles eran el tío Paco e hijos, Francisco, Manolo y Bernardo. Otros obreros eran Pedro, Julián, Maturana, Pedro el manco, Diego, Pepe el de Bugéjar que tenía una tienda y era también albañil y la tía Santiaga que tenía un telar para fabricar jarapas.
Antonio del Molino, Genaro y Jerónimo se dedicaban a coger molienda por toda la zona, y también la gente les llevaba para moler.
En cuanto a costumbres, las migas se comían antes de ser de día. Los amos cuando contrataban a los muleros les decían que las mulas se espantaban de las sombras de las tejas, esto quería decir que tenían que salir a arar y volver de arar de noche y había un dicho que decía “los domingos no se trabajaba, nada más que sacar las cuadras y traer un carro de leña” Al contrato de trabajo ellos lo llamaban "ajustarse", entraba en el contrato también la realización de las esteras, capazos y ramales que tenían que hacerse de esparto.

Así era Bugéjar en las décadas de los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. A partir de los años sesenta y setenta los habitantes de la aldea se trasladaron principalmente a Puebla de D. Fadrique donde tenían mejores condiciones de vida. El avance de las tecnologías y los transportes (mejores coches y maquinaria agrícola) facilitó el ir y venir desde la Puebla para cultivar los campos y mantener el ganado.

Hoy día Bugéjar es una aldea deshabitada y sin servicios, las casas que aún quedan en pié se utilizan como recintos de aperos o para el ganado, en algún caso para pasar algunos días en verano. Quedan sin embargo los restos del molino, los lavaderos o la iglesia y un entorno singular con el manantial como protagonista de fondo.
Hola josé fidel.
Me llamo Facundo, como mi padre, el tio Facundo el viudo, pues mi madre murió en Espín en el año 66 donde mi padre era el pastor, oficio que ejercio toda su vida. Leo tus articulos hace algún tiempo, exactamente cuando empezaste a relacionarte con Bugejar, pues yo miraba todo lo relacionado con ella, te felicito porque sin ser de bugejar has trasmitido muy bien el sentimiento que creo, sentimos todos hacia esta entrañable aldea, ademas creo que lo haces de forma muy didactica e interesante. Te dire que yo hice la comunion en aquella iglesia en la que tambien fui monaguillo, junto a santiago, por lo que si consigues que la conserven en pie me alegraria. 
De la vida alli te puedo decir que todavia ahi veces en las que huelo el trigo en los dias de cosecha, el canto de alguna lechuza en la cerrada noche,el aire helado de invierno, el susurro de los crios entre el centeno, las noches de verano con luna llena acostados en el prado junto a la acequia, los sabores de la matanza, las intensas nevadas,las carreras de barcos de juncos o de cualquier material, las cerezas de la huerta...
Espero que algún dia podamos charlar un rato.
Antonio yo estaba bastante por lo de tu tio perico el de Genaro. 
Un saludo, a ti josé fidel y a todos los bugejeños.
Hola josé fidel. 
En una ocasión me conto mi padre una historia o leyenda sobre la fuente de bugejar. 
Dice la leyenda que la fuente se la jugó su propietario en una partida de cartas y la predió, pero puso una condición, que al amanecer de aquel dia el agua tenía que estar en las tierras del ganador, si no era asi, no sería efectiva la apuesta.
Aquella noche, el ganador reunio a todos los vecinos y bestias y trabajarón toda la noche hasta encauzar el agua a sus tierras, ganando con ello el agua de la fuente de bugejar. 
En la época que viví allí el agua de la acequia solo la podiamos utilizar para consumo humano y animal, solo tenián derecho a regar el huerto que había junto a la escuela que decían era de unas monjas y se encargaba de plantar Perico el de Genaro.
Claro esa leyenda es conocida por todos, pero teniendo en cuenta que recorre todo el campo para llevar el agua a todos los cortijos para consumo humano y del ganado, tiene más de leyenda que de realidad. Más bien se trata de una obra diseñada por algún ingeniero. Un saludo
.
hola José Fidel 
La última vez que estuve por allí me encontré con Pedro José, un compañero de la infancia que trabaja por allí,y me comento que la llave de la iglesia la tenían en alguna casa de bugejar, lo que ocurre es que no viven allí y tenias que tener suerte de que estuviesen en aquel momento. 
Parece que sigue la misma tradición que cuando yo vivía allí, cada cierto tiempo se guardaba en una casa la llave, en la mía la tuvimos alguna vez. Recuerdo que un domingo nos fuimos a los cortijos nuevos a comer en casa de mi hermano mayor, se nos hizo algo tarde, veníamos andando y los cortijos nuevos están a unos 5-6 km,y a mitad de camino nos vimos llegar al cura con su 2 caballos,pues la llave estaba en mi casa y yo era uno de los monaguillos.
De la fuente hasta el molino había tres "puentes" y cerca de ellos un lavadero, alguno mas moderno que otro o mas cómodo. 
El primero estaba cerca de la escuela y se pasaba al lavadero donde lavaban las mujeres de las casas del tío perico, el segundo detrás de los bares de la Helena y Pepe y lavaban entre otras Helena, Engracia y mis hermanas, mas abajo, detrás de la casa de Paco el alcalde, estaba el tercero y daba paso a dos lavaderos, pues en aquella zona era donde mas gente vivía, uno estaba junto al "puente" y el otro un poco mas abajo,junto a la pared del molino donde tambien había dos membrilleros, todos los lavaderos estaban en la margen derecha de la acequia,¿porque motivo estarían todos en ese lado?
Hola josé fidel y bugejeños.
El que mejor te puede informar de todo lo relacionado con bugejar en estos últimos años debe de ser Juan el "pintao" que vive en la puebla pero mantiene las tierras y el ganado en bugejar. 
Con la racha que estamos pasando, incluidos los ayuntamientos, se me antoja dificil que lleven a cabo alguna actuación de mejora en ningun edificio de bugejar, aunque el mostrar algo de interes ya es un motivo de sactifación para los que consideramos bugejar "mi pueblo". 
No se si te paseaste por las calles, la de arriba y la de abajo, si lo hicíste comprobarías que la escuela esta destrozada por dentro, incluso se nota que alguien se calento con el material que quedaba, en una ocasión recogí por el suelo expedientes mios de los cursos que di allí, el techo se ha derruido y las ventanas destrozadas.

Dentro de los sitios a visitar, aparte de la iglesia, sería el molino y también la fragua y carpinteria de Sabas y Pedro Miguel.

En el molino vivián Vitoriano, Clisantos, Liberto y encarna,...Encarna nos daba rosas de su jardín, creo que desde aquellas, no he olido aquel perfume, Me suena que se fuerón ha vivir a Maria. Por lo que respecta a la fragua, los hijos de Silvia, Pedro Miguel y Sabas, arreglarón las casas de sus padres y se reunén en verano, Maria del carmen, la hija de Pedro Miguel, vive en la Puebla.

Bugejar era el centro neuralgico de toda la zona, el campo de Bugejar, teníamos casi todos los servicios normales de aquella época, solo nos faltaba el medico, que teníamos que ir a la puebla, pero no nos poníamos ni malos. 
Teníamos alcalde pedáneo, Paco de Almaciles, escuela, iglesia, tienda-merceria y mas, dos bares con sus salones, se llenaban con las partidas los sabados por la tarde y los domingos, teníamos nuestro servicio de correos y coche de linea, horno, fragua, carpinteria, molino, venía un vendedor ambulante ¿Ignacio?,algún pescatero tambíen y 15 o 20 familias que dabamos vida a nuestra queria Bugejar.
Hola José Fidel. Soy Antonio Martín, y resido en Madrid. Lo primero es felicitarte por este magnífico blog, cualquier cosa es fenomenal para poner en valor, el tremendo valor histórico de Puebla. Simplemente comentarte que el significado de Bujegar es: "Lugar en alto amurallado". Por lo referente al Pleito dispongo un artículo sobre el tema que pongo a tu disposición por si lo quieres leer. Bugéjar es una zona territorial perteneciente en al actualidad al municipio de Puebla de D. Fadrique, pero antiguamente, a finales de S. XV, estaba adscrita a la jurisdicción eclesiástica de Vélez Rubio, en el obispado de Almería. 
Las causas del conflicto: La percepción de rentas decimales que recibía la Iglesia, pues entendamos, que el diezmo es la parte fundamental del sustento económico del estado eclesiástico y movía con el muchas voluntades. El desarrollo del pleito se entabla en 1765 por la ocupación violenta de al ermita por parte del vicario de Huéscar, que dependía del obispado de Toledo. Con las quejas del Obispo de Almería, se dicta la sentencia de un reparto del terreno ( Mapa adjunto en el blog) ante el Consejo y Cámara de Castilla. Por último y a nivel anecdótico el obispo de Almería decidió jugar una prueba basada en el suicidio de una vecina de Puebla, en el año 1707 en la ermita y como el Gobernador de Puebla se alojo en un cortijo que pertenecía a Huéscar, y no en en las casas de la ermita por creer que eran de jurisdicción de Vélez. Con el paso de los años estos terrenos pasarán al arzobispado de Granada, actual poseedor.
Hola , soy Encarna hija de Juan el "Pintao de Bugejar", no sabía nada de este pequeño homenaje que se esta haciendo a Bugejar, cortijo del cual tengo recuerdos entrañables de los veranos desde mi niñez hasta no hace mucho ,que acudíamos toda la familia de mi madre para pasar unos días en agosto. Recuerdo el prado lleno de crios ,a los más adolescentes escondidos entre los juncos para hablar de sus cosas y fumar algún cigarro a escondidas,recuerdo el bar de Pepe lleno de gente los domingos para degustar el famoso conejo al ajillo que cocinaba su mujer Engracia ,recuerdo las matanzas que eran una fiesta para toda la familia , en fin tantos y tantos recuerdos que me llenan de nostalgia , sobre todo cuando veo el estado en que esta todo ,la acequia , la iglesia la escuela .... A ver si entre todos los bugejeños pudieramos hacer algo por mejorar su estado. la llave de la iglesia hasta hace poco la tenía mi madre, pero ahora la tiene el cura de la Puebla. un saludo para todos los Bugejeños
En primer lugar me quiero presentar para que entendáis el motivo del gran amor que siento por “esas tierras”. Soy Encarna Jiménez Martínez, nieta de ANTIONIO , “ El PINTAO” y de ENCARNACIÓN y sobrina de Juan y de Antonio, contando sus recuerdos y experiencias.
Bugéjar era una aldea preciosa, llena de vida, enclavada en el valle del cerro de la Cruz, rodeada de grandes extensiones de tierras para el cultivo de cereales, con todas las casas habitadas; la fuente con sus dos caños a pleno rendimiento y su acequia rodeada de juntos en los primeros tramos de su nacimiento; el prado, a todo alrededor, con una belleza especial por su verde intenso, donde siempre había pastando alguna burra, pues en casi todas las casas, por lo menos había una burra.

Me considero una privilegiada por haber vivido allí con mis abuelos 2 años, yendo allí a la escuela con unos 25 compañeros (foto adjunta con Dª Anita) de diferentes edades y con dos maestras diferentes, Dª Anita y Dª Elena.
Además, solíamos pasar los veranos disfrutando de todo, gracias a la hospitalidad de mis abuelos, de la tranquilidad y de la vida bulliciosa y alegre de Bugéjar, además del maravilloso clima. Estoy hablando de mis vivencias entre los años 60 / 70 aproximadamente. ¡Cuánto aprendí en esas tierras! junto a todos, pero especialmente junto a mi abuela, Encarnación! Buscaba nidos entre los trigales en primavera y setas en invierno; cazábamos grillos para los 2 ó 3 pájaros de perdiz que mi abuelo tenía en sus jaulas y los ensartábamos en un esparto; veía cómo mi abuela ayudaba a nacer a los pollitos o les metía un grano de pimienta a los pavos pequeños uno a uno para que comieran más; íbamos a la era mucho, especialmente en la época de la siega durante los veranos, que eran especialmente bulliciosos para los críos, y disfrutábamos como no os podéis imaginar subiéndonos al trillo, cuando nos dejaban. En los buenos días del invierno solía ir con ella a tomar el sol y me subía a la montaña de bálago y me tiraba como si fuera un trampolín mientras ella se sentaba, a su amparo, tomando el sol, pero siempre haciendo calcetines de lana de diferentes tallas, con 4 moldes, para abastecer a toda la familia cuando el frío apretaba en invierno, especialmente para mis tíos y abuelo que eran los que trabajaban en el campo ¡Qué calcetines hacía!
También bajábamos al estanco, al molino, a comprar a casa de Pepe y Engracia, o al bar de Pepe y Elena, donde se hacían los bailes y todo el mundo, jóvenes y mayores, nos juntábamos a pasar un buen rato los sábados; y los domingos, a misa que era el gran acontecimiento social y para el que la gente se ponía sus mejores galas y donde las mujeres más destacadas de la aldea tenían sus reclinatorios y ocupaban la primera fila en la Iglesia que era una preciosidad y estaba especialmente cuidada, etc..
Mis abuelos vivían en un gran cortijo, justo enfrente de la iglesia. Éste era muy grande con un gran corral o porche para el ganado en un edificio separado cerca de la fuente y otro gran corral para los demás animales pegado a la casa, una gran explanada delante y al otro lado de la casa, justo enfrente, un horno moruno donde se amasaba cada 20 ó 25 días, haciendo muchos panes que yo recuerdo como gigantes y, algún crespillo que yo conseguía que mi tía Ascensión hiciera, especialmente, para mí. Ésta era otra actividad muy importante, especialmente antes de la Navidad porque se hacían los dulces que sólo se comían en aquella época del año y que mi abuela guardaba a buen recaudo y que ella iba administrando en ocasiones especiales, sobre todo cuando venía alguien a felicitar las pascuas. Por eso mi abuela tenía muchas arquillas con sus correspondientes llaves, ja,ja,ja…
Considero que los recuerdos de todo lo que he vivido, entre todas aquellas gentes y amigos, especialmente mi querida amiga Cati, hija de Pepe y Engracia, y aprendido, en esas entrañables tierras, ocupan una de las partes más importantes de mi vida. Por ello y por todo lo anterior quiero homenajear, con este escrito mío, a todas las gentes que hicieron de Bugéjar una aldea envidiable y, por supuesto, al autor de este blog por haber tenido la iniciativa de querer devolverle la vida recuperando y restaurando todo lo que sea posible y evitar que caiga definitiva e irremediablemente en el olvido.

Me sumaré a cualquier iniciativa que tenga como objetivo conseguir algo de lo anterior.

P.D. Le voy a enviar la foto escolar de aquellos años con Dª Anita a José Fidel para que, si él lo considera oportuno, la publique y la podáis disfrutar todos
hola antonia
Al principio de de llegar a Bugéjar vivíamos en una casa junto a la vuestra,(mas tarde compró mi padre la de arriba). De ver la tele en tu casa recuerdo el 1,2,3 de Kiko legard, era todo un acontecimiento los viernes por la noche.
En la parte de atras de tu casa todavía ahi una pared solo de piedra, en la que la pandilla pasabamos muchos atardeceres al calentor de los últimos rayos de sol del dia,hablando,jugeteando y haciendo alguna travesura que otra. 
Que yo recuerde los que más soliamos ir juntos eramos tu hermano Santiago,mi hermano Juan Pedro,Genarín,el Lín,manolín de Juan y Elana elena,yo....aunque como íbamos de un lado para otro casi siempre terminabamos jugando todos juntos. Uno de los juegos que hacíamos era saltar la acequia, íbamos aampliando la anchura, hasta que más de uno caíamos al agua. 
Yo también recuerdo las peras,las moras y sobre todo las cerezas de la huerta, desde entonces no he visto iguales. 
No se si tu llegaste hacer la excursión al cerro de la Cruz, ¡parecía que estabamos subiendo el Everets! las imágenes que tengo desde arriba son imborrables.
Saluda a tus hermanos y haber si se animan a escribir aqui alguno de sus recuerdos.
El menda lerenda, con su Viky, en la Gran Vía de Bugéjar, donde se halla ubicada su oficina de correos.
Hola Fidel, sí tenemos pensado de organizar algo. Tengo que decirte que tanto la Iglesia como el Colegio están en unas condiciones lamentables. A la Iglesia se le ha caido el techo por lo que no se podría dar misa dentro pero sí fuera. Al Colegio le pegaron fuego unos moros. Queremos restaurar las dos cosas pero con la situación que estamos atravesando nos es difícil, no obstante, tuvimos una reunión con el Cura y el Obispo para ver de que forma podemos abarcar la restauración de la Iglesia. El colegio intentaremos arreglarlo con un PER y dedicarlo como centro de divulgación o aula de divulgación.
Hemos hablado Mariano y yo de tener una reunión un sábado del mes de junio en la Puebla, con el fin de organizar un grupo de trabajo. El día no lo hemos puesto, pues Mariano tiene la agenda algo apretada.
Es necesario que me digáis si podéis venir a esta reunión o en su caso si podéis participar en la organización de este día festivo ya que vosotros sois los que mejor conocéis el lugar, los lugares a visitar, y las actividades que se pueden realizar. 

Como estaba previsto en el programa de fiestas del X verano cultural de Puebla de D. Fadrique, hoy hemos disfrutado de un domingo festivo en Bugéjar, misa, procesión y posterior degustación de cerveza con paella, choto al ajillo, etc. que han aportado los diferentes colaboradores del evento.
Ha habido cante, baile (incluido nuestro párroco) y actuación flamenca y los pequeños han podido disfrutar en la era de un partido de fútbol.
Hoy he podido hablar y compartir varios momentos con muchos bugejeños algunos que conocía únicamente a través de este blog y bueno, a ver si coincidimos en otras ocasiones.
Nosotros lo comentamos aquí y lo hemos disfrutado allí, pero no podemos olvidar y tenemos que alabar la buena predisposición que han mostrado cuando se lo hemos pedido y el gran esfuerzo que han realizado hoy, tanto el Ayuntamiento a través de su alcalde Mariano García Castillo y sus concejales y colaboradores, como la iglesia a través del párroco D. Juan Luís, para que hayamos podido disfrutar de este día como lo hemos hecho.

La recaudación de hoy se destinará a la restauración de la iglesia de Bugéjar y se abrirá una cuenta para el que quiera pueda colaborar y recaudar fondos para tal fin. Cuando sepa el número que facilitará D. Juan Luis lo pondré para vuestra información.

Dejo más arriba, en anejos, algunas de las fotografías que he realizado hoy,. Al final una de la iglesia dónde podéis ver el estado en que se encuentra en la actualidad.
José Fidel, hoy ha sido un día precioso y lo ha sido gracias a ti. Porque tú, con un paseo por Bugéjar, con el bellisimo comentario que hiciste, empezaste todo esto. Este es el germen del dia de hoy y de los posteriores que haya. Creo que mereces un reconocimiento público y un inmenso agradecimiento de todos los que queremos y sentimos a Bugejar. Personas como tú hacen que el mundo gire en el sentido adecuado. Sinceramente GRACIAS

Hola Mª del Carmen.
Comparto tu opinión, creo que ha sido un día precioso, donde ha habido misa y procesión, dónde los jóvenes han visto a sus padres y abuelos recordar y emocionarse en la tierra que les vio nacer; donde los mayores recordaban sus vivencias en el que un día fue su pueblo y se divertían y bailaban con sus vecinos y amigos; dónde los numerosos chiquillos daban vida con sus juegos a un lugar como hacía mucho tiempo.

Me gusta compartir los textos que escribo. En este caso, “Un paseo por Bugéjar” ha sido mucho más que un relato, ha sido un conjunto de sentimientos compartidos por muchas personas desde hace ya casi un año.

Tengo que decir que por este comentario que hice en el blog, me siento ya ampliamente reconocido, por los numerosos comentarios que se han publicado aquí, por las palmadas en la espalda que he recibido y por la complacencia que me habéis transmitido.

Seguiremos comentando cosas de la tierra que queremos, aportando datos y fotografías en este portal o en otro, mi comentario fue el germen inicial, pero la semilla más importante ha sido la del pasado domingo, donde estábamos lo más importante, las personas, compartiendo y disfrutando de un día sin duda precioso en Bugéjar.

Gracias de corazón por tus palabras. Un abrazo.


(Emocionantes comentarios y clima de hermanamiento espiritual, germinado gracias al talento y generosidad de una persona que utiliza la magia de internet para resucitar la memoria de un pueblo)
 
Hola José Fidel:
Desde que me enteré que el año pasado hubo una fiesta en Bugéjar a beneficio de la restauración de la iglesia, he estado leyendo tu blog. Con cada comentario me he sentido más orgulloso de haber nacido y criado en Bugéjar.
Fui participante de la cuadrilla (llamada Los Inocentes) que se organizó en las navidades de los años cuarenta para ir pidiendo por las casas y cortijos de los alrededores, con el fin de recaudar fondos para terminar la reconstrucción y el mantenimiento de la iglesia y sufragar los gastos de la celebración de las fiestas.

Esta cuadrilla estaba compuesta íntegramente por vecinos de Bugéjar que lo hacían de forma desinteresada. Voy a mencionar a los dos mayores y los dos menores: los mayores eran Sabas, ya conocido por vosotros, abuelo de Antonio Martínez Anguita, y Gregorio, el marido de Manuela, hermana de la madre de Pepe; los menores, Antonio el del Gorra, encargado de arrancar con manivela la camioneta que nos transportaba, al que llamábamos “el rey de la Manivela”, y yo, Pedro Martínez Giménez, hijo de Paco Martínez y primo de Genaro y Perico.

A pesar de mi edad, pues tengo más de 80 años, recuerdo quiénes vivían en cada casa y los nombres de todos los componentes de cada familia.

Tengo duda de si Pedro Cecilia, que ha dejado comentarios en este blog, es el pequeño de cuatro o cinco años que conocí cuando vivía en el Cuarto Nuevo, al que tuve que poner una inyección por ausencia de la señora que se las ponía normalmente. Se emocionó pensando que hubiera podido ser él. Creo recordar que sus padres se llamaban Juan José y Ascensión.

Podría contar muchas cosas de la vida en Bugéjar en los años cuarenta y cincuenta.

Un abrazo a todos
En primer lugar mi enhorabuena a José Fidel Rosillo Martínez, por este magnífico blog que visito con frecuencia.
A continuación paso a presentarme: Soy Fulgencio Mateos Hita, nacido en Bugéjar en el año 1954, en una casa que había entre la de la tía Santiaga y la de Pedro Mateos García, soy hijo de Pedro Julián Mateos Arroyo, nacido en Bugéjar en el año 1916, nieto de Pedro Mateos Martínez “El Manco”, nacido en Bugéjar en el año 1884 y bisnieto de Pedro Mateos Martínez, nacido en Cortijos Nuevos en el año 1847. Mi padre se dedicaba a segar y coger esparto, trabajos que había en aquella época. Me llevaron de pequeño a Alhama de Murcia, donde actualmente vivo. Voy con frecuencia a la Puebla, sobre todo los veranos a pasar unos diez ó quince días de vacaciones en el mes de Agosto. No puedo contar mucho de ahí, ya que tenía unos 3 ó 4 años cuando salí., casi todo lo que sé es de escuchar lo que otros decían. Por ejemplo, que la tía Santiaga, además de tener un telar, era la comadrona ó al menos para mi si que lo fue, ya que ayudó a mi madre para que yo naciera. Algo que se me quedó grabado en mi niñez era que en invierno hacía tanto frío que la calle parecía de cristal por la nieve cuajada y que el agua que podíamos beber era la que previamente se acondicionaba en un recipiente que se ponía sobre la estufa de leña...
El paseo por estas soledades se convierte en un ejercicio físico y mental muy agradable.
Las gentes que poblaron y crecieron entre estas casas, deben tener a La Sagra, como fotografía sempiterna del paisaje que anida en sus recuerdos de infancia.
Señales de la España vacía.

Un inmenso silencio llenaba todo el pueblo, introducía su larga lengua sucia hurgando en la penumbra de las casas, la herrumbre y carcoma del olvido, el polvo y los escombros amontonado por los años.
El proceso de destrucción de una casa, si se abandona, siempre es el mismo, e igual de irreparable. El moho y la humedad corroen en silencio, primero, las paredes, más tarde, los tejados, y, luego ya, como si de una lenta lepra se tratara, el esqueleto descarnado de las vigas en que aquéllos se apoyan. Después, aparecen los líquenes silvestres, las negras garras muertas del musgo y la carcoma, y, al fin, cuando la casa entera está podrida hasta sus últimas sustancias, el viento o una fuerte nevada acaban arrumbándola.
Algunos de los rincones del pueblo se hallan en aceptable y hasta muy digno estado de conservación. No todo está perdido en Bugéjar.
Revolcadores, recortándose sobre las casas del pueblo
Villa Palero, conservada con gusto y esmero
Un columpio en Bugéjar. No me atreví a balancearme por temor a cargarme el trapecio con mi paquidérmico peso .
Con una Viky cansada, que parece arrastrarse más que avanzar por el incipiente verde sembrado bugejareño, llegamos al final de esta sexta parte.
Final sexta parte

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