30 abril 2018

LAS RUINAS DEL ÉXODO V

Después de haber recorrido tierras fronterizas entre las provincias de Almería y Murcia, tocaba explorar algunos de los lugares que también se mencionan en el libro de Jesús López y que pertenecen al territorio de Vélez Blanco. Como quiera que las distancias entre los diversos puntos que teníamos pensado visitar, no podíamos cubrirlas en un solo día utilizando el coche de san Fernando, aquel que unas veces funciona a pie y otras andando, dicidimos desplazarnos en automóvil, cuanto fuese necesario, al objeto de explorar en una sola incursión, la mayor parte de los emplazamientos que llevábamos entre manos.
Llegamos al cruce de Topares, y cogemos a mano izquierda siguiendo la AL-9100, que traemos desde que hemos entrado en provincia de Almería, a la altura del cortijo del Espín. Avanzaremos apenas unos pocos cientos de metros por esta carretera y cogemos otra vez a la izquierda, una polvorienta pista de zahorra que toma dirección Casa de Ortega y Santonje. (Pista del Lara). Llegamos a la cortijada de Santonje, y desde esta, cogemos a mano derecha en dirección al cortijo del Estrecho. Tras sobrepasarlo, estacionamos en medio del triángulo escaleno que forman los cortijos del Estrecho, de la Loma y Las Boqueras, siendo este, el paraje que más nos hizo sudar la camiseta, de toda la jornada. Asimismo, ascendemos un cerro, que llaman El Calar de la Sabina, cuya cima se encuentra a 1256m de desnivel. Subiendo y bajando esta cota, pude comprobar que Viky aún no se halla en óptimas condiciones para la exploración y el pateo. Habrá que prolongar sus vacaciones de recuperación.
Mirando hacia el Estrecho de Santonje
En las inmediaciones del cortijo de las Boqueras
Helo aquí visto desde su retaguardia
Cortijada de La Loma
Algunas de las casas se mantienen cuidadas y por tanto, habitables.
Causando tantos estragos en casas de campo, los amigos de lo ajeno, no me extraña que al divisarme un hombre, desde Santonje, seguramente el pastor de estas ovejas, no resulta raro como digo, que se acercara con su C-15 a indagar con algún disimulo, sobre el raro ejemplar de individuo no identificado, que merodeaba por estos parajes.
Debimos parecerle inofensivos la Viky y yo porque al pasar por nuestro lado, se hizo el sueco y ni siquiera nos dirigió la mirada, apostándose sin bajarse de la furgoneta, en un otero de la cortijada de La Loma, a observar y vigilar nuestros movimientos y los de sus ovinos.
Comenzamos a ascender El Calar de la Sabina
Pista hacia Vélez Blanco
Ya en el la cima, nos sobrevuelan muy cerquita algunos buitres
Capturamos en pleno vuelo a estos poderosos planeadores de los cielos
El paisaje mirando hacia El cerro del Molino es soberbio. Mereció la pena subir hasta aquí para admirarlo y disfrutarlo.
Nos quedamos muy cerquita de Derde y su ermita, se nos pasó visitarla y la dejamos para una próxima ocasión. ¡Qué remedio!
Hacia la sierra de María
Estos bichos carroñeros debieron ver a la Viky muy necesitada de fuerzas y por si la espichaba, la estuvieron oteando y cortejando durante algunos minutos.
Viky pareció como el ave Fénix, renacer durante unos minutos de sus cenizas, aparentando ligereza, vivacidad y empuje, por si las moscas.
A La Sagra aún le quedaba algo de nieve en su cima
Comenzamos el descenso
Viky, en plena acción
Regresando a las Boqueras, donde surge un nacimiento
Desde el cortijo, ya en el coche, nos dirigimos a la fuente Los Pastores y Derde, que se nos olvidó visitar. Alzheimer comienza a hacer de las suyas.
Es un lugar muy coqueto, acondicionado, ideal para pasar un día en el campo, tranquilo y en familia. Ahora le echaremos un vistazo.
Paredes de El Calar de la Sabina
Un bonito y agradable merendero en la fuente Los Pastores
Nuestro siguiente punto de encuentro es la cortijada de Santonge, ubicada en la diputación del mismo nombre. Este es su aspecto, intentando obviar en el objetivo de la cámara, los típicos elementos de una explotación agropecuaria que le son afines.
Cortijada cuyo nombre se refiere a una familia de hidalgos navarros. A principios del siglo XVII, Jaime de Santonge fundó dos mayorazgos con más de 1.000 fanegas de tierra de secano en este enclave. 
En nuestra excursión, automovilizada, nos dirigimos hacia la cortijada que llaman Del Cerro.
A las ruinas de la que otrora, se intuye, fuera una gran y señorial cortijada, se contrapone una vivienda de construcción moderna y ubicación de lo más privilegiada.
La casa del Cerro
Allá al fondo La Jarosa, donde ya hemos estado.
Algunas panorámicas en derredor
La Sagra
Últimas fotos antes de abandonar el lugar en dirección a Lería. 
Allí conoceremos su ermita.
FINAL QUINTA PARTE