15 junio 2015

SUBIDA A PUERTO LÉZAR POR LA PUERCA II (SIERRA DE CASTRIL)

En este idílico rincón de la sierra de Castril, tenemos la oportunidad de presenciar un cuadro de lo más simpático y dulce; cualidades que no han de emanar, seguramente, del personaje que luce camiseta con estampación de autoría bullera, y que posa pretenciosamente para la cámara sino de la ternura evidente que despierta el bello lienzo pintado en el que se contempla a unas yeguas y sus potrillos, pastando apaciblemente, en el Cortijo de la Puerca. Procuramos no obstante, molestarles, invadiendo este remanso de paz, lo menos posible.
Continuamos nuestro avance. En el entorno de esta construcción, encontramos antiguos bancales con buenas tierras de labor que hoy permanecen incultas, así como hermosas vistas hacia sierra Seca.
Tras remontar por el borde de un resalte pétreo por aquí existente, llegamos a unos bonitos abrevaderos hechos con troncos de pinos ahuecados, donde nos volvemos a aprovisionar de agua. Desde aquí podemos disfrutar de unas preciosas vistas hacia el hermoso marco de la Puerca.
 Estos típicos bebederos son conocidos por las gentes del lugar como tornajos, y tornajeras la sucesión de ellos. La palabra, pese a tener un uso muy extendido entre los serranos, no está reconocida por la Real Academia Española de la Lengua. Si lo está dornajo, con un sentido muy similar (artesa, pesebre...) por lo que cabe suponer que aquella se derive de esta.
 Estos rústicos abrevaderos fueron la solución natural de pastores y ganaderos, cuando ni los carriles ni la gasolina se conocían. En las zonas altas, en los calares y navas, las de mejores pastos y más ganaderas, sin acceso y sin apenas arroyos ni fuentes, prestaron un servicio impagable. Allí era necesario, más que en otros lugares ricos en aguas, la disposición de largas tornajeras, superiores incluso a la decena de largos troncos, que proporcionaran un gran almacén de agua y un acceso lineal extenso, donde abrevar en poco tiempo un gran rebaño.
 La fabricación de tornajos se convirtió en todo un oficio, un arte y una destreza en la que algunos hacheros fuertes y habilidosos destacaron, cogiendo fama por tal motivo. Entre los más habilidosos había apuestas y competiciones, y se cuenta que algunos de estos hombres eran capaces de fabricar un tornajo en poco más de una hora. El resultado final eran unos abrevaderos, no solo rústicos y económicos, sino además sumamente estéticos y armoniosamente integrados con el entorno.
 Los mejores troncos para los tornajos eran los de pino laricio (Pinus nigra), muy abundantes en esta sierra y colindantes.
(Información extraída del precioso e interesante libro "La Sierra del Agua", de Antonio Castillo y David Oya.)
Con la ruta de hoy se marca un antes y un después, un punto de inflexión respecto del montañero devenir futuro de la Viky, pues ha llegado el momento de retirarse; tiempo en que toca cuidarse.
La llevaba tiempo observando como más fatigada, más triste, menos activa, ágil y presta para la marcha. Siempre buscando las sombras. Le costaba seguirme. Se atosigaba con facilidad desacostumbrada. Lo atribuía al calor y a los diez años que le contemplan y en efecto...su médico le ha diagnosticado un soplo en el corazón. Se acabaron las palizas montañeras con el cafre de su dueño; como mucho, alguna rutica que no sea muy dura y de pocos kilómetros. En fin, así es la vida,Viky.
 ¡Que nos quiten lo bailao!, que diría mi amigo El Lagarto. Aún no le he dicho nada, pues no quiero romperle el corazón más de lo que ya pueda tenerlo averiado, pero tarde o temprano, cuando un día y otro me vea marcharme sin ella, alguna explicación tendré que darle, a mi inseparable amiga y compañera.
Sublimes vistas hacia el barranco de Túnez y el Empanadas
Llegamos al Portacho, paso natural que comunica la Sierra de Castril con el Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. 
Bonita puerta y balcón con vistas hacia los Campos de Hernán Perea y estos singulares y curiosos pináculos, que parecen esculpidos, modelados por el mismísimo Donatello...
Hermoso y esbelto pino laricio que llama poderosamente nuestra atención
Vistosas crestas de la Morra de la Osa, con sus zigzagueantes y afilados perfiles.
Tornajos de abajo. Aquí, la madera reemplazada por las menos atractivas piletas de cemento. Larga hilera de bebederos para el ganado, situados en un ambiente de verdes praderas que deslumbran.
Viky, saciando su sed en estos tornajos de aguas frías y transparentes.
Sin comentarios
Bonito y refrescante chorro
Es lo bueno que tiene la sierra de Castril, tanto en agosto como en abril, aguas mil...
Tornajos de Puerto Lézar, muy próximos a los anteriores. 
Precioso el entorno en el que se hallan.
FIN SEGUNDA PARTE

No hay comentarios:

Publicar un comentario