20 marzo 2014

POR EL BARRANCO DE HONDARES III

Como se ha podido ver, le echamos un buen rato al cortijo de Hondares de Abajo. Este lugar nos lo tomamos con calma y lo disfrutamos. Había que decidir si volver sobre nuestros pasos, tal y como en su día había hecho nuestro amigo Alsamuz, ya todo cuesta abajo o bien decidirse por la vía montañasdelsur, que como había visto en el mapa, desde nuestra situación, aún nos quedaban por subir, unos metros de desnivel y que con la calorina que a esas horas ya nos estaba cayendo, había que pensárselo.Elegimos la segunda alternativa y tras desandar unos metros por entre el cortijo, ladera abajo, volvimos a cruzar el arroyo, y cogimos una pista "toparriba" en dirección el Cortijo de las Lomas.
De la subidica a esas horas, nos resentíamos la Viky y yo, así que como aquello era tarea, apretamos el paso para salvar el repecho lo antes posible.
Antes de que nos diéramos cuenta, habíamos llegado a la ruinas del cortijo, donde se encuentra la cota más elevada de esta ruta.
Desde su privilegiada situación, se obtienen vistas panorámicas de todo el valle.



Cortijo del Bancal de la Carrasca


Cuando Viky se destaca tanto sobre mí es porque ya está pensando en el regreso.

 El camino ya inicia vertiginoso descenso, ofreciéndonos hermosas vistas hacia el Pinar de Navarro y el Cerro de Almanillas.
Cada equis metros, nos seguimos encontrando banderitas de la reciente prueba de ultratrail realizada por estos pagos.
La pista cuesta abajo se convierte en una senda muy entretenida de recorrer, teniendo de frente los altos paredones de los Calares de la Cueva de la Capilla, el Calar del Fresne y los roquedales de Somogil siempre cubiertos por el verde manto de pino carrasco, hasta que el descenso se va suavizando cuando conectamos con la ancha pista que nos conducirá al cruce de caminos, punto en el que vuelven a converger ambos track que llevo cargados en el garmin.

 El profundo cauce del río Alhárabe nos queda a nuestra derecha, encajonado entre las verticales paredes del Calar del Fresne. Vuelve el rumor del agua al correr y tenemos que estar atentos de no pasarnos pues llegado a un punto, debemos desviarnos para engancharnos al curso del río, porque ese tramo final de la ruta, es probablemente el más refrescante y bonito.






Recorrer este tramo, que se nota muy frecuentado, es una delicia y desde luego en época estival resulta una gozada darse un chapuzón en alguna de sus muchas pozas a cual más atrayente.


Me siento sobre una piedra, me descuelgo la mochila y me descalzo; me quito los calcetines e introduzco los pies en esta agua bendita que transportan mis piernas a la gloria divina. Por un momento me siento levitar.
Viky recelosa, me mantiene la distancia pues sabe que no es la primera vez que en circunstancias parecidas, la agarro del rabo y lanzándola en parábola, la capuzo.





Estamos llegando al final. Disparo las últimas fotos, sobre este meandro artificial, a un lado del puente...

 Y luego del otro...una bonita cascada orgasmea el sensor de la compacta...



Casi sin darnos cuenta, nos vemos cruzando las instalaciones del camping. Es lunes y hay muy poco movimiento humano pululando por las inmediaciones. Han sido 24 kms que mi Viky y yo hemos disfrutado a pesar de que, el monte no está todo lo lozano que a nosotros nos gustaría. Pero esta tierra es tan agradecida, que a poco que caigan cuatro gotas, recuperará su acostumbrado esplendor.
No me quedo con las ganas de echarle algunas fotos al cortijo de Hondares de Abajo, en primavera. Esa ladera en que se halla, se viste de un intenso y cantábrico verde cuyas rojas amapolas teniendo como fondo los muros desenfocados del cortijo, tienen que componer una bonita fotografía digna de echársela a la pupila.
Así que, a no tardar mucho, dentro de algunas semanas, habrá que volver por aquí...alguien se apunta...?

¡HASTA LA PRÓXIMA AMIGOS!